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El bosque nos abre sus puertas y nos invita a sentir el olor a madera fresca que lo envuelve. Se asomará tímido el huemul sin saber que el puma está cerca. Escucharemos los sonidos del bosque, el eco del toc toc del carpintero y el chistar de la lechuza. El zorro, el monito de monte y otros calmos habitantes del bosque, nos contarán más secretos. “El eco del toc toc queda sonando, mientras el monito de monte está en una caña espiando”. -
Si viniera un viento y se apoderara de tus sentidos, ¿qué harías? Este breve poema de Roberta Iannamico, juguetón y refrescante, nos propone que escuchemos lo que ese viento tiene para decirnos en secreto, leyéndolo una y otra vez. “¿Quisieras oír lo que dice el viento? Yo le creo cuando me habla en una oreja. Le creo cuando me habla en la otra. Me habla de un lado, me habla del otro y yo me dejo hamacar”. -
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Cada doble página está protagonizada por un número, del uno al diez, con un claro propósito educativo, pero que no resulta molesto, gracias al ingenio de Urberuaga con el texto y las ilustraciones. -
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«Soy un conejo. Me llamo Nicolás. Vivo en un árbol hueco». Las primaveras, el verano, el otoño y el invierno. En cada una de las estaciones, el conejo Nicolás observa con ojos inquietos los detalles de las estaciones del año. Una colección de libros ilustrados no estará completa hasta que Soy un Conejo esté en la estantería. -
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¿Os suena lo de planificar algo y que luego todo salga al revés de como esperabais? Pues bien, esta es una de esas historias. El gato Findus encuentra una tienda de campaña en el desván y Pettson se acuerda de cuando acampó junto a un lago tranquilo lleno de peces. Esta vez, Findus, Pettson y las gallinas se preparan para ir de excursión, pero las cosas se tuercen. -
¿Quién no teme el día en que los hijos se vayan de casa? El viejo Pettson está cansado de que el gato Findus le despierte cada mañana saltando en su cama. Dice que si no deja de hacerlo, tendrán que sacar la cama de allí. Findus cree que es una buena idea. Entonces podrá saltar todo lo que le venga en gana. Pero vivir solo, ¿es realmente tan divertido? Quizá también sea un poco peligroso por lo del zorro. -
Cuando los amigos de Paula quieren que haga algo en particular, ella protesta: no quiere vestirse para la fiesta, no quiere irse a dormir cuando toca. Cada vez que se niega, sus amigos la fuerzan a hacer lo que ellos quieren. Al final del cuento vemos cómo uno no puede ser testarudo por sí mismo. Siempre hay una segunda persona que también actúa de forma testaruda. -
Rita, es una pajarita que tiene miedo hasta de su propia sombra y cree que siempre está en peligro. Cada movimiento que hacen sus compañeros de casa es una nueva razón para entrar en pánico. ¿Hacia dónde corren los animales? ¿Planean realmente hacer daño a Rita? Vamos a escuchar la historia de Leyla. Este cuento nos mostrará de forma humorística cómo nos perdemos las cosas bonitas y divertidas de la vida cuando nos obsesionamos con nuestros miedos.
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