Se acerca la hora de acostarse y la gata siamesa de Nicolás no baja del tejado. Nicolás se preocupa. No quiere que duerma allá arriba, a merced de las criaturas nocturnas. La gata solo maúlla y no tiene intenciones de bajar. Pero la noche esconde sorpresas, y en su inmensa oscuridad, Nicolás y su gata se olvidarán de sus miedos para ser más valientes que nunca.