Punto y coma se sentían tristes porque no eran como los demás. No se parecían al elefante, ni a la tortuga, ni siquiera a la lechuza y mucho menos al cocodrilo. Pero, gracias a sus amigos, acabarán descubriendo cuál es el motivo. Un cuento simpático y divertido que ayudará a los jóvenes lectores a entender que todos somos diferentes, que cada uno es como es.