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Si confiamos en el viejo proverbio chino, lo extraordinario puede estar en cualquier lado. Aparecerá ante nosotros con sólo sentarnos en silencio a la sombra de los bambúes. Carolina Reymúndez no le hace demasiado caso y sale a recorrer el mundo: de Siberia a Durazno y de Zimbawe a Nueva York. Un cazador de langostas en Panamá, la lluvia endémica de Galicia, el andar de hierro del Transiberiano, el subdirector de un zoo uruguayo y el picor del chai en la India, en 25 relatos breves este libro no sólo cruza países, también atraviesa paisajes, cuenta anécdotas, se llena de nostalgia y transita el tiempo del viaje. Lo inusual es el detalle. Lo fugaz que permanece, como el comino, como la menta y otros sabores de las recetas que acompañan cada una de estas historias. Las palabras siempre estuvieron cerca de los fuegos.