Un paseo por la historia del ballet a través de los argumentos y anécdotas de catorce de sus obras más destacadas (Giselle, El lago de los cisnes, El Cascanueces, El pájaro de fuego…), así como de la apasionante vida de sus intérpretes más icónicos (Margot Fonteyn, Alicia Alonso, Rudolf Nuréyev…) demuestran que el ballet clásico es una criatura inmortal, capaz de reinventarse y de adquirir nuevas formas. Desde los primeros pasos del ballet romántico, con las sílfides en sus blancos tutús, hasta las visionarias y atrevidas interpretaciones de Barýshnikov.