Erizo está triste. Tan triste como se puede sentir un erizo. Tan triste, que solo hay una cosa que puede animarle: un abrazo. Pero ningún animal quiere abrazarlo. A Tortuga le pasa exactamente lo mismo. Lechuza les explicará que el problema es que Erizo es demasiado puntiagudo y Tortuga demasiado huesuda. ¿Conseguirán que alguien los abrace?