En pleno otoño Alona regresaba de la escuela a través del viejo parque, en donde hizo una pequeña pausa para comerse una manzana al pie de un árbol. Sin darse cuenta, una hoja poco común cayó sobre su trenza y se quedó allí hasta que su papá la encontró. Se trata de un verdadero tesoro, digno de conservarse, pero ¿a caso todo lo que llega a nosotros realmente nos pertenece?
En esta tierna historia, Shira Geffen explora la primera infancia, la empatía, el sentido de justicia y la poesía que siempre rodea al corazón. Las ilustraciones de David Polonsky complementan bellamente este relato.